Concha Dobón

Llegué profesionalmente al mundo terapéutico a mediados de los 90, en un giro de la vida que favoreció un profundo cambio. Comenzó mi andadura en Navarra, lugar en el que cree una familia, inicié una profesión apasionante y abrí un centro terapéutico.
Decía Perls que la Gestalt no era una terapia sino una forma de vida. Y esos fueron mis inicios en este campo, a través de la Gestalt, la bioenergética, Río Abierto… de la mano de Eva Useros, gran maestra, Antonio Asín, cofundador del IPETG de Bilbao, de Claudio Naranjo, de Graciela Figueroa y de tantos otros. 
En los comienzos del nuevo siglo amplié mi mirada a través de la sistémica fenomenológica: las constelaciones familiares. Esto afectó a mi quehacer terapéutico y  también a mi forma de vivir. Ahí descubrí a otra gran maestra, Angélica Olvera, y por supuesto a Bert Hellinger, Jan Jacob Stam y Guntard Webber.
Desde siempre me ha movido la curiosidad, el impulso por aprender, por saber y por conocer. Y ahí sigo, conociendo y conociéndome.
Considero un privilegio que tantas personas hayan confiado en mí permitiéndome acompañarlas en sus procesos terapéuticos, en esos momentos de la vida en los que nos dedicamos a reconocernos y a re-crearnos. Con todas ellas he ido yo también haciendo mi camino y mi aprendizaje.