Acompañamiento individual y grupal
Nuestro sistema corporal, al igual que el sistema familiar y que cualquier sistema vivo, busca el equilibrio y la armonía y “enferma” cuando no hay orden, cuando no hay simetría entre el tomar y el dar. La psique también funciona como un ecosistema en el que las diferentes partes corresponden a diferentes estrategias adaptativas, personales y transgeneracionales (no venimos de la nada, somos parte de un sistema vivo que nos precede) generadas para responder a una experiencia. A medida que vamos desde la experiencia celular a la de los sistemas del cuerpo, las relaciones personales, familiares, sociales y finalmente culturales y de comunidad siempre estamos observando como estos patrones, ORDENES, se propagan, operan y organizan la experiencia a lo largo de un continuo. Ordenar tiene que ver con organizar, con órgano, organicidad.
Para sanar profundamente tiene que haber una transformación de la consciencia, el inconsciente tiene que ser informado de nuevo para que nuevas imágenes, recorridos neuronales, patrones y relatos tomen forma y emerjan. Todo lo que alcanza de igual manera cuerpo, mente y alma, sin concentrarse en uno solo, tiene capacidad de sanar.
El trabajo somático y la mirada sistémica tienen un efecto sanador porque favorecen la INTEGRIDAD y la IDENTIDAD. Son experiencias generadoras de sentido, repercuten sobre como me siento y sobre mi sentido del yo.
En las sesiones generamos un espacio de cuidado intimo y profundo. Utilizamos diferentes lenguajes expresivos para explorar el material emergente y aprender a acompañar los movimientos a nuestro favor al tiempo que vamos ganando acceso conscientemente a nuestro potencial intuitivo, imaginativo y creativo que hasta ahora ha estado más frenado por nuestro modelo de sociedad y de aprendizaje, basado principalmente en el hemisferio izquierdo, verbal, lógico, racional y analítico.
Este ir abriendo un espacio de dialogo amable y compasivo con la experiencia nos va conduciendo a la confianza de poder gestionar los patrones vinculares vividos hasta ahora como una carga de otra manera. Nos saca de la experiencia de la impotencia y va generando una huella de capacidad y posibilidad, es el viaje del No al SI.
El objetivo es poder salir de la repetición e ir integrando lo que está fragmentado para conformar un nuevo tejido, más fuerte, más sano y más elástico. La educación somática fomenta aprendizajes desde la experiencia sensorial y corporal y nos ayuda a encontrar maneras de relacionarnos más flexibles y creativas, con una misma, con las demás y con el planeta. Aprender a escuchar el lenguaje de la vida en nuestros cuerpos nos ayuda a alinearnos con un orden y nos recuerda que somos parte de la sabiduría creativa de la Naturaleza.
Todo este trabajo nos abre el corazón y nos permite conectar con el amor que precede a la herida para construir un nuevo relato que incluya otra comprensión y nos permita reinterpretar nuestra biografía a nuestro favor.
Es una invitación a depositar la fe en el cuerpo y en el tejido somático y relacional que nos sostiene, a confiar en el camino del corazón.